31La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que había hecho el Señor Dios, y dijo a la mujer:
— ¿De modo que os ha mandado Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?
2La mujer respondió a la serpiente:
— Podemos comer del fruto de los árboles del jardín; 3pero Dios nos ha mandado: «No comáis ni toquéis el fruto del árbol que está en medio del jardín, pues moriríais».
4La serpiente dijo a la mujer:
— No moriréis en modo alguno; 5es que Dios sabe que el día que comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal.
6La mujer se fijó en que el árbol era bueno para comer, atractivo a la vista y que aquel árbol era apetecible para alcanzar sabiduría; tomó de su fruto, comió, y a su vez dio a su marido que también comió. 7Entonces se les abrieron los ojos y conocieron que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron. 8Y cuando oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, el hombre y su mujer se ocultaron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del jardín. 9El Señor Dios llamó al hombre y le dijo:
— ¿Dónde estás?
10Éste contestó:
— Oí tu voz en el jardín y tuve miedo porque estaba desnudo; por eso me oculté.
11Dios le preguntó:
— ¿Quién te ha indicado que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol del que te prohibí comer?
12El hombre contestó:
— La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.
13Entonces el Señor Dios dijo a la mujer:
— ¿Qué es lo que has hecho?
La mujer respondió:
— La serpiente me engañó y comí.
14El Señor Dios dijo a la serpiente:
— Por haber hecho eso, maldita seas
entre todos los animales
y todas las bestias del campo.
Te arrastrarás sobre el vientre,
y polvo comerás todos los días de tu vida.
15Pondré enemistad entre ti y la mujer,
entre tu linaje y el suyo;
él te herirá en la cabeza,
mientras tú le herirás en el talón.
16A la mujer le dijo:
— Multiplicaré los dolores
de tus embarazos;
con dolor darás a luz tus hijos;
hacia tu marido tu instinto te empujará
y él te dominará.
17Al hombre le dijo:
— Por haber escuchado la voz de tu mujer y haber comido del árbol del que te prohibí comer:
Maldita sea la tierra por tu causa.
Con fatiga comerás de ella
todos los días de tu vida.
18Te producirá espinas y zarzas,
y comerás las plantas del campo.
19Con el sudor de tu frente comerás el pan,
hasta que vuelvas a la tierra,
pues de ella fuiste sacado,
porque polvo eres y al polvo volverás.
20El hombre llamó a su mujer Eva,
porque ella habría de ser la madre de todos los vivientes.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)