12Ahora, pues,
— oráculo del Señor —
convertíos a Mí de todo corazón,
con ayuno, con llanto y con lamento.
13Rasgad vuestros corazones
y no vuestros vestidos.
Convertíos al Señor, vuestro Dios,
porque es clemente y compasivo,
lento a la ira y rico en misericordia,
y se duele de hacer el mal.
14¿Quién sabe si se volverá y se arrepentirá,
y dejará tras sí la bendición?
Presentad ofrenda y libación
al Señor, vuestro Dios.
15¡Tocad la trompeta en Sión!
Promulgad el santo ayuno,
convocad a asamblea,
16congregad al pueblo,
celebrad asamblea santa,
reunid a los ancianos,
congredad a los párvulos
y a los niños de pecho.
Que el esposo salga de su alcoba
y la esposa de su tálamo.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)