21»Pero mirad que la mano del que me entrega está conmigo a la mesa. 22Porque el Hijo del Hombre se va, según está decretado; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado!
23Y empezaron a preguntarse entre sí quién de ellos sería el que iba a hacer tal cosa.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)