281Pasado el sábado, al alborear el día siguiente, marcharon María Magdalena y la otra María a ver el sepulcro. 2Y de pronto se produjo un gran terremoto, porque un ángel del Señor descendió del cielo, se acercó, removió la piedra y se sentó sobre ella. 3Su aspecto era como de un relámpago, y su vestidura blanca como la nieve. 4Los guardias temblaron de miedo ante él y se quedaron como muertos. 5El ángel tomó la palabra y les dijo a las mujeres:
—Vosotras no tengáis miedo; ya sé que buscáis a Jesús, el crucificado. 6No está aquí, porque ha resucitado como había dicho. Venid a ver el sitio donde estaba puesto. 7Marchad enseguida y decid a sus discípulos que ha resucitado de entre los muertos; irá delante de vosotros a Galilea: allí le veréis. Mirad que os lo he dicho.
8Ellas partieron al instante del sepulcro con temor y una gran alegría, y corrieron a dar la noticia a los discípulos. 9De pronto Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se acercaron, abrazaron sus pies y le adoraron. 10Entonces Jesús les dijo:
—No tengáis miedo; id a anunciar a mis hermanos que vayan a Galilea: allí me verán.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)