35Y les dijo:
—Cuando os envié sin bolsa ni alforjas ni calzado, ¿acaso os faltó algo?
—Nada —le respondieron.
36Entonces les dijo:
—Ahora, en cambio, el que tenga bolsa, que la lleve; y lo mismo con la alforja; y el que no tenga, que venda su túnica y compre una espada. 37Porque os aseguro que debe cumplirse en mí lo que está escrito: Y fue contado entre los malhechores. Porque lo que se refiere a mí llega a su fin.
38Ellos dijeron:
—Señor, aquí hay dos espadas.
Y él les dijo:
—Ya basta.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)