20Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, comenzó a decir:
—Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios.
21»Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
»Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.
22»Bienaventurados cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como maldito, por causa del Hijo del Hombre. 23Alegraos en aquel día y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo; pues de este modo se comportaban sus padres con los profetas.
24»Pero ¡ay de vosotros los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!
25»¡Ay de vosotros los que ahora estáis hartos, porque tendréis hambre!
»¡Ay de vosotros los que ahora reís, porque gemiréis y lloraréis!
26»¡Ay cuando los hombres hablen bien de vosotros, pues de este modo se comportaban sus padres con los falsos profetas!
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)