Y recorría las aldeas de los contornos enseñando.
7Y llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles potestad sobre los espíritus impuros. 8Y les mandó que no llevasen nada para el camino, ni pan, ni alforja, ni dinero en la bolsa, sino solamente un bastón; 9y que fueran calzados con sandalias y que no llevaran dos túnicas. 10Y les decía:
—Si entráis en una casa, quedaos allí hasta que salgáis de aquel lugar. 11Y si en algún sitio no os acogen ni os escuchan, al salir de allí sacudíos el polvo de los pies en testimonio contra ellos.
12Se marcharon y predicaron que se convirtieran. 13Y expulsaban muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)