201»El Reino de los Cielos es como un hombre, dueño de una propiedad, que salió al amanecer a contratar obreros para su viña. 2Después de haber convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña. 3Salió también hacia la hora tercia y vio a otros que estaban en la plaza parados, 4y les dijo: «Id también vosotros a mi viña y os daré lo que sea justo». 5Ellos marcharon. De nuevo salió hacia la hora sexta y de nona e hizo lo mismo. 6Hacia la hora undécima volvió a salir y todavía encontró a otros parados, y les dijo: «¿Cómo es que estáis aquí todo el día ociosos?» 7Le contestaron: «Porque nadie nos ha contratado». Les dijo: «Id también vosotros a mi viña». 8A la caída de la tarde le dijo el amo de la viña a su administrador: «Llama a los obreros y dales el jornal, empezando por los últimos hasta llegar a los primeros». 9Vinieron los de la hora undécima y percibieron un denario cada uno. 10Y cuando llegaron los primeros pensaron que cobrarían más, pero también ellos recibieron un denario cada uno. 11Al recibirlo, se pusieron a murmurar contra el dueño: 12«A estos últimos que han trabajado sólo una hora los has hecho iguales a nosotros, que hemos soportado el peso del día y del calor». 13Él le respondió a uno de ellos: «Amigo, no te hago ninguna injusticia; ¿acaso no conviniste conmigo en un denario? 14Toma lo tuyo y vete; quiero dar a este último lo mismo que a ti. 15¿No puedo yo hacer con lo mío lo que quiero? ¿O es que vas a ver con malos ojos que yo sea bueno?» 16Así los últimos serán primeros y los primeros últimos.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)