181Les proponía una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desfallecer, 2diciendo:
—Había en una ciudad un juez que no temía a Dios ni respetaba a los hombres. 3También había en aquella ciudad una viuda, que acudía a él diciendo: «Hazme justicia ante mi adversario». 4Y durante mucho tiempo no quiso. Sin embargo, al final se dijo a sí mismo: «Aunque no temo a Dios ni respeto a los hombres, 5como esta viuda está molestándome, le haré justicia, para que no siga viniendo a importunarme».
6Concluyó el Señor:
—Prestad atención a lo que dice el juez injusto. 7¿Acaso Dios no hará justicia a sus elegidos que claman a Él día y noche, y les hará esperar? 8Os aseguro que les hará justicia sin tardanza. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe sobre la tierra?
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)