31El año decimoquinto del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, Herodes tetrarca de Galilea, su hermano Filipo tetrarca de Iturea y de la región de Traconítide, y Lisanias tetrarca de Abilene, 2bajo el sumo sacerdote Anás y Caifás, vino la palabra de Dios sobre Juan, el hijo de Zacarías, en el desierto. 3Y recorrió toda la región del Jordán predicando un bautismo de penitencia para remisión de los pecados, 4tal como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías:
Voz del que clama en el desierto:
«Preparad el camino del Señor,
haced rectas sus sendas.
5Todo valle será rellenado,
y todo monte y colina allanados;
los caminos torcidos serán rectos,
y los caminos escarpados serán llanos.
6Y todo hombre verá la salvación de Dios».
7Y decía a las muchedumbres que acudían para que los bautizara:
—Raza de víboras, ¿quién os ha enseñado a huir de la ira que va a venir? 8Dad, por tanto, frutos dignos de penitencia, y no empecéis a decir entre vosotros: «Tenemos por padre a Abrahán». Porque os aseguro que Dios puede hacer surgir de estas piedras hijos de Abrahán. 9Además, ya está el hacha puesta junto a la raíz de los árboles. Por tanto, todo árbol que no da buen fruto se corta y se arroja al fuego.
10Las muchedumbres le preguntaban:
—Entonces, ¿qué debemos hacer?
11Él les contestaba:
—El que tiene dos túnicas, que le dé al que no tiene; y el que tiene alimentos, que haga lo mismo.
12Llegaron también unos publicanos para bautizarse y le dijeron:
—Maestro, ¿qué debemos hacer?
13Y él les contestó:
—No exijáis más de lo que se os ha señalado.
14Asimismo le preguntaban los soldados:
—Y nosotros, ¿qué tenemos que hacer?
Y les dijo:
—No hagáis extorsión a nadie, ni denunciéis con falsedad, y contentaos con vuestras pagas.
15Como el pueblo estaba expectante y todos se preguntaban en su interior si acaso Juan no sería el Cristo, 16Juan salió al paso diciéndoles a todos:
—Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de desatarle la correa de las sandalias: él os bautizará en el Espíritu Santo y en fuego. 17Él tiene el bieldo en su mano, para limpiar su era y recoger el trigo en su granero, y quemará la paja con un fuego que no se apaga.
18Con estas y otras muchas exhortaciones anunciaba al pueblo la buena nueva.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)