Tentación y primer pecado en el libro del Génesis

Genesis3 › 1 – 20

31La serpiente era el más astuto de todos los animales del campo que había hecho el Señor Dios, y dijo a la mujer:

— ¿De modo que os ha mandado Dios que no comáis de ningún árbol del jardín?

2La mujer respondió a la serpiente:

— Podemos comer del fruto de los árboles del jardín; 3pero Dios nos ha mandado: «No comáis ni toquéis el fruto del árbol que está en medio del jardín, pues moriríais».

4La serpiente dijo a la mujer:

— No moriréis en modo alguno; 5es que Dios sabe que el día que comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como Dios, conocedores del bien y del mal.

6La mujer se fijó en que el árbol era bueno para comer, atractivo a la vista y que aquel árbol era apetecible para alcanzar sabiduría; tomó de su fruto, comió, y a su vez dio a su marido que también comió. 7Entonces se les abrieron los ojos y conocieron que estaban desnudos; entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron. 8Y cuando oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, el hombre y su mujer se ocultaron de la presencia del Señor Dios entre los árboles del jardín. 9El Señor Dios llamó al hombre y le dijo:

— ¿Dónde estás?

10Éste contestó:

— Oí tu voz en el jardín y tuve miedo porque estaba desnudo; por eso me oculté.

11Dios le preguntó:

— ¿Quién te ha indicado que estabas desnudo? ¿Acaso has comido del árbol del que te prohibí comer?

12El hombre contestó:

— La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.

13Entonces el Señor Dios dijo a la mujer:

— ¿Qué es lo que has hecho?

La mujer respondió:

— La serpiente me engañó y comí.

14El Señor Dios dijo a la serpiente:

— Por haber hecho eso, maldita seas

entre todos los animales

y todas las bestias del campo.

Te arrastrarás sobre el vientre,

y polvo comerás todos los días de tu vida.

15Pondré enemistad entre ti y la mujer,

entre tu linaje y el suyo;

él te herirá en la cabeza,

mientras tú le herirás en el talón.

16A la mujer le dijo:

— Multiplicaré los dolores

de tus embarazos;

con dolor darás a luz tus hijos;

hacia tu marido tu instinto te empujará

y él te dominará.

17Al hombre le dijo:

— Por haber escuchado la voz de tu mujer y haber comido del árbol del que te prohibí comer:

Maldita sea la tierra por tu causa.

Con fatiga comerás de ella

todos los días de tu vida.

18Te producirá espinas y zarzas,

y comerás las plantas del campo.

19Con el sudor de tu frente comerás el pan,

hasta que vuelvas a la tierra,

pues de ella fuiste sacado,

porque polvo eres y al polvo volverás.

20El hombre llamó a su mujer Eva,

porque ella habría de ser la madre de todos los vivientes.

Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)

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