6Se encontraba Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, 7cuando se acercó a él una mujer que llevaba un frasco de alabastro con perfume de gran valor y, mientras estaba recostado a la mesa, se lo derramó por la cabeza. 8Al ver esto, los discípulos se indignaron y dijeron:
—¿A qué viene este despilfarro? 9Se podía haber vendido por mucho dinero y darlo a los pobres.
10Pero Jesús, que se dio cuenta, les dijo:
—¿Por qué molestáis a esta mujer? Ha hecho una obra buena conmigo, 11porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis. 12Al derramar ella sobre mi cuerpo este perfume, lo ha hecho para preparar mi sepultura. 13En verdad os digo: dondequiera que se predique este Evangelio, en todo el mundo, también lo que ella ha hecho se contará en memoria suya.
14Entonces, uno de los doce, el que se llamaba Judas Iscariote, fue donde los príncipes de los sacerdotes 15a decirles:
—¿Qué me queréis dar a cambio de que os lo entregue?
Ellos le ofrecieron treinta monedas de plata. 16Desde entonces buscaba la ocasión propicia para entregárselo.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)