45Y enseguida mandó a sus discípulos que subieran a la barca y que se adelantaran a la otra orilla junto a Betsaida, mientras él despedía a la multitud. 46Y después de despedirlos, se retiró al monte a orar. 47Cuando se hizo de noche, la barca estaba en medio del mar, y él solo en tierra. 48Y viéndoles remar con gran fatiga, porque el viento les era contrario, hacia la cuarta vigilia de la noche vino a ellos andando sobre el mar, e hizo ademán de pasar de largo. 49Ellos, cuando lo vieron andando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y empezaron a gritar. 50Pues todos le habían visto y se habían asustado. Pero al instante él habló con ellos, y les dijo:
—Tened confianza, soy yo, no tengáis miedo.
51Y subió con ellos a la barca y se calmó el viento. Entonces se quedaron mucho más asombrados; 52porque no habían entendido lo de los panes, ya que su corazón estaba endurecido.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)