51Al ver Jesús a las multitudes, subió al monte; se sentó y se le acercaron sus discípulos; 2y abriendo su boca les enseñaba diciendo:
3—Bienaventurados los pobres de espíritu, porque suyo es el Reino de los Cielos.
4»Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados.
5»Bienaventurados los mansos, porque heredarán la tierra.
6»Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque quedarán saciados.
7»Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.
8»Bienaventurados los limpios de corazón, porque verán a Dios.
9»Bienaventurados los pacíficos, porque serán llamados hijos de Dios.
10»Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque suyo es el Reino de los Cielos.
11»Bienaventurados cuando os injurien, os persigan y, mintiendo, digan contra vosotros todo tipo de maldad por mi causa. 12Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo: de la misma manera persiguieron a los profetas de antes de vosotros.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)