Oración sacerdotal de Jesús según San Juan

Juan17 › 1 – 26

171Jesús, después de pronunciar estas palabras, elevó sus ojos al cielo y dijo:

—Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo para que tu Hijo te glorifique; 2ya que le diste potestad sobre toda carne, que él dé vida eterna a todos los que Tú le has dado. 3Ésta es la vida eterna: que te conozcan a Ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien Tú has enviado. 4Yo te he glorificado en la tierra: he terminado la obra que Tú me has encomendado que hiciera. 5Ahora, Padre, glorifícame Tú a tu lado con la gloria que tuve junto a Ti antes de que el mundo existiera.

6»He manifestado tu nombre a los que me diste del mundo. Tuyos eran, Tú me los confiaste y ellos han guardado tu palabra. 7Ahora han conocido que todo lo que me has dado proviene de Ti, 8porque las palabras que me diste se las he dado, y ellos las han recibido y han conocido verdaderamente que yo salí de Ti, y han creído que Tú me enviaste. 9Yo ruego por ellos; no ruego por el mundo sino por los que me has dado, porque son tuyos. 10Todo lo mío es tuyo, y lo tuyo mío, y he sido glorificado en ellos.

11»Ya no estoy en el mundo, pero ellos están en el mundo y yo voy a Ti. Padre Santo, guarda en tu nombre a aquellos que me has dado, para que sean uno como nosotros. 12Cuando estaba con ellos yo los guardaba en tu nombre. He guardado a los que me diste y ninguno de ellos se ha perdido, excepto el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. 13Pero ahora voy a Ti y digo estas cosas en el mundo, para que tengan mi alegría completa en sí mismos.

14»Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, lo mismo que yo no soy del mundo. 15No pido que los saques del mundo, sino que los guardes del Maligno. 16No son del mundo lo mismo que yo no soy del mundo. 17Santifícalos en la verdad: tu palabra es la verdad. 18Lo mismo que Tú me enviaste al mundo, así los he enviado yo al mundo. 19Por ellos yo me santifico, para que también ellos sean santificados en la verdad.

20»No ruego sólo por éstos, sino por los que van a creer en mí por su palabra: 21que todos sean uno; como Tú, Padre, en mí y yo en Ti, que así ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado. 22Yo les he dado la gloria que Tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno. 23Yo en ellos y Tú en mí, para que sean consumados en la unidad, y conozca el mundo que Tú me has enviado y los has amado como me amaste a mí. 24Padre, quiero que donde yo estoy también estén conmigo los que Tú me has confiado, para que vean mi gloria, la que me has dado porque me amaste antes de la creación del mundo. 25Padre justo, el mundo no te conoció; pero yo te conocí, y éstos han conocido que Tú me enviaste. 26Les he dado a conocer tu nombre y lo daré a conocer, para que el amor con que Tú me amaste esté en ellos y yo en ellos.

Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)

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