Nombres: Hipocresía
Es Rey y ansía reinar en nuestros corazones de hijos de Dios. Pero no imaginemos los reinados humanos; Cristo no domina ni busca imponerse, porque no ha venido a ser servido sino a servir.
Su reino es la paz, la alegría, la justicia. Cristo, rey nuestro, no espera de nosotros vanos razonamientos, sino hechos, porque no todo aquel que dice ¡Señor!, ¡Señor! entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial, ése entrará.
Es Médico y cura nuestro egoísmo, si dejamos que su gracia penetre hasta el fondo del alma. Jesús nos ha advertido que la peor enfermedad es la hipocresía, el orgullo que lleva a disimular los propios pecados. Con el Médico es imprescindible una sinceridad absoluta, explicar enteramente la verdad y decir: Domine, si vis, potes me mundare, Señor, si quieres —y Tú quieres siempre—, puedes curarme. Tú conoces mi flaqueza; siento estos síntomas, padezco estas otras debilidades. Y le mostramos sencillamente las llagas; y el pus, si hay pus. Señor, Tú, que has curado a tantas almas, haz que, al tenerte en mi pecho o al contemplarte en el Sagrario, te reconozca como Médico divino.
Es Maestro de una ciencia que sólo El posee: la del amor sin límites a Dios y, en Dios, a todos los hombres.
Es Cristo que pasa
San Josemaría Escrivá
Textos de los Evangelios:
- Necedad de los hipócritas
- Indignación de Nuestro Señor contra los hipócritas en San Lucas
- Nada valen las limosnas, oraciones y ayunos de los hipócritas
- Los hipócritas juzgan severamente a los demás
- Indignación de Nuestro Señor contra los hipócritas en San Mateo
- Indignación de Nuestro Señor contra los hipócritas en San Marcos
- El tributo al César según San Mateo