Las tradiciones de los antiguos La verdadera pureza según San Mateo

Mateo15 › 1 – 20

151Por entonces unos fariseos y escribas de Jerusalén se acercaron a Jesús y le dijeron:

2—¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros mayores? Pues, cuando comen pan, no se lavan las manos.

3Él les respondió:

—¿Y por qué vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición? 4Porque Dios dijo: Honra a tu padre y a tu madre. Y el que maldiga a su padre o a su madre, que sea castigado con la muerte. 5Vosotros, en cambio, decís que si alguien le dice a su padre o a su madre: «Que sea declarada ofrenda cualquier cosa que pudieras recibir de mí», 6ése ya no tiene obligación de honrar a su padre. Así habéis anulado la palabra de Dios por vuestra tradición. 7Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías cuando dijo:

8Este pueblo me honra con los labios,

pero su corazón está muy lejos de mí.

9Inútilmente me dan culto,

mientras enseñan doctrinas

que son preceptos humanos.

10Y después de llamar a la multitud les dijo:

—Escuchad y entendedlo bien. 11Lo que entra por la boca no hace impuro al hombre, sino lo que sale de la boca: eso sí hace impuro al hombre.

12Entonces se acercaron los discípulos a decirle:

—¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oír tus palabras?

13Pero él les respondió:

—Toda planta que no plantó mi Padre celestial será arrancada. 14Dejadlos, son ciegos, guías de ciegos; y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo.

15Pedro entonces tomó la palabra y le dijo:

—Explícanos esa parábola.

16Él respondió:

—¿También vosotros sois todavía incapaces de entender? 17¿No sabéis que todo lo que entra por la boca pasa al vientre y luego se echa en la cloaca? 18Por el contrario, lo que sale de la boca procede del corazón, y eso es lo que hace impuro al hombre. 19Porque del corazón proceden los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los robos, los falsos testimonios y las blasfemias. 20Estas cosas son las que hacen al hombre impuro; pero comer sin lavarse las manos no hace impuro al hombre.

Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)

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