17El primer día de los Ácimos se acercaron los discípulos a Jesús y le dijeron:
—¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?
18Jesús respondió:
—Id a la ciudad, a casa de tal persona, y comunicadle: «El Maestro dice: “Mi tiempo está cerca; voy a celebrar en tu casa la Pascua con mis discípulos”».
19Los discípulos lo hicieron tal y como les había mandado Jesús, y prepararon la Pascua.
20Al anochecer se recostó a la mesa con los doce. 21Y cuando estaban cenando, dijo:
—En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar.
22Y, muy entristecidos, comenzaron a decirle cada uno:
—¿Acaso soy yo, Señor?
23Pero él respondió:
—El que moja la mano conmigo en el plato, ése me va a entregar. 24Ciertamente el Hijo del Hombre se va, según está escrito sobre él; pero ¡ay de aquel hombre por quien es entregado el Hijo del Hombre! Más le valdría a ese hombre no haber nacido.
25Tomando la palabra Judas, el que iba a entregarlo, dijo:
—¿Acaso soy yo, Rabbí?
—Tú lo has dicho —le respondió.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)