Ceguera de los judíos incrédulos según San Juan

Juan9 › 24 – 41

24Y llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron:

—Da gloria a Dios; nosotros sabemos que ese hombre es un pecador.

25Él les contestó:

—Yo no sé si es un pecador. Sólo sé una cosa: que yo era ciego y que ahora veo.

26Entonces le dijeron:

—¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?

27—Ya os lo dije y no lo escuchasteis —les respondió—. ¿Por qué lo queréis oír de nuevo? ¿Es que también vosotros queréis haceros discípulos suyos?

28Ellos le insultaron y dijeron:

—Discípulo suyo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. 29Sabemos que Dios habló a Moisés, pero ése no sabemos de dónde es.

30Aquel hombre les respondió:

—Esto es precisamente lo asombroso: que vosotros no sepáis de dónde es y que me haya abierto los ojos. 31Sabemos que Dios no escucha a los pecadores. En cambio, si uno honra a Dios y hace su voluntad, a ése le escucha. 32Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. 33Si éste no fuera de Dios no hubiese podido hacer nada.

34Ellos le replicaron:

—Has nacido en pecado y ¿nos vas a enseñar tú a nosotros?

Y le echaron fuera.

35Oyó Jesús que le habían echado fuera, y cuando se encontró con él le dijo:

—¿Crees tú en el Hijo del Hombre?

36—¿Y quién es, Señor, para que crea en él? —respondió.

37Le dijo Jesús:

—Si lo has visto: el que está hablando contigo, ése es.

38Y él exclamó:

—Creo, Señor —y se postró ante él.

39Dijo Jesús:

—Yo he venido a este mundo para un juicio, para que los que no ven vean, y los que ven se vuelvan ciegos.

40Algunos de los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron:

—¿Es que nosotros también somos ciegos?

41Les dijo Jesús:

—Si fuerais ciegos no tendríais pecado, pero ahora decís: «Nosotros vemos»; por eso vuestro pecado permanece.

Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)

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