81Al bajar del monte le seguía una gran multitud. 2En esto, se le acercó un leproso, se postró ante él y dijo:
—Señor, si quieres, puedes limpiarme.
3Y extendiendo Jesús la mano, le tocó diciendo:
—Quiero, queda limpio.
Y al instante quedó limpio de la lepra.
4Entonces le dijo Jesús:
—Mira, no lo digas a nadie; pero anda, preséntate al sacerdote y lleva la ofrenda que ordenó Moisés, para que les sirva de testimonio.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)