9Cuando salió de allí, entró en su sinagoga 10donde había un hombre que tenía una mano seca. Y le interrogaban para acusarle:
—¿Es lícito curar en sábado?
11Él les respondió:
—¿Quién de vosotros, si tiene una oveja, y el sábado se le cae dentro de un hoyo, no la agarra y la saca? 12Pues cuánto más vale un hombre que una oveja. Por tanto, es lícito hacer el bien en sábado.
13Entonces le dijo al hombre:
—Extiende tu mano.
Y la extendió y quedó sana como la otra.
14Al salir, los fariseos se pusieron de acuerdo contra él, para ver cómo perderle.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)