27Mientras él estaba diciendo todo esto, una mujer de en medio de la multitud, alzando la voz, le dijo:
—Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.
28Pero él replicó:
—Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)