35Aquel día, llegada la tarde, les dice:
—Crucemos a la otra orilla.
36Y, despidiendo a la muchedumbre, le llevaron en la barca tal como estaba. Y le acompañaban otras barcas. 37Y se levantó una gran tempestad de viento, y las olas se echaban encima de la barca, hasta el punto de que la barca ya se inundaba. 38Él estaba en la popa durmiendo sobre un cabezal. Entonces le despiertan, y le dicen:
—Maestro, ¿no te importa que perezcamos?
39Y, puesto en pie, increpó al viento y dijo al mar:
Y se calmó el viento y sobrevino una gran calma. 40Entonces les dijo:
—¿Por qué os asustáis? ¿Todavía no tenéis fe?
41Y se llenaron de gran temor y se decían unos a otros:
—¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)