Nombres: Penitencia
“¿Procuras tomar ya tus resoluciones de propósitos sinceros? Pídele al Señor que te ayude a fastidiarte por amor suyo; a poner en todo, con naturalidad, el aroma purificador de la mortificación; a gastarte en su servicio sin espectáculo, silenciosamente, como se consume la lamparilla que parpadea junto al Tabernáculo. Y por si no se te ocurre ahora cómo responder concretamente a los requerimientos divinos que golpean en tu corazón, óyeme bien.
Penitencia es el cumplimiento exacto del horario que te has fijado, aunque el cuerpo se resista o la mente pretenda evadirse con ensueños quiméricos. Penitencia es levantarse a la hora. Y también, no dejar para más tarde, sin un motivo justificado, esa tarea que te resulta más difícil o costosa.
La penitencia está en saber compaginar tus obligaciones con Dios, con los demás y contigo mismo, exigiéndote de modo que logres encontrar el tiempo que cada cosa necesita. Eres penitente cuando te sujetas amorosamente a tu plan de oración, a pesar de que estés rendido, desganado o frío.
Penitencia es tratar siempre con la máxima caridad a los otros, empezando por los tuyos. Es atender con la mayor delicadeza a los que sufren, a los enfermos, a los que padecen. Es contestar con paciencia a los cargantes e inoportunos. Es interrumpir o modificar nuestros programas, cuando las circunstancias —los intereses buenos y justos de los demás, sobre todo— así lo requieran.
La penitencia consiste en soportar con buen humor las mil pequeñas contrariedades de la jornada; en no abandonar la ocupación, aunque de momento se te haya pasado la ilusión con que la comenzaste; en comer con agradecimiento lo que nos sirven, sin importunar con caprichos.
Penitencia, para los padres y, en general, para los que tienen una misión de gobierno o educativa, es corregir cuando hay que hacerlo, de acuerdo con la naturaleza del error y con las condiciones del que necesita esa ayuda, por encima de subjetivismos necios y sentimentales.
El espíritu de penitencia lleva a no apegarse desordenadamente a ese boceto monumental de los proyectos futuros, en el que ya hemos previsto cuáles serán nuestros trazos y pinceladas maestras. ¡Qué alegría damos a Dios cuando sabemos renunciar a nuestros garabatos y brochazos de maestrillo, y permitimos que sea El quien añada los rasgos y colores que más le plazcan!”
Amigos de Dios – 138
San Josemaría Escrivá
Textos de los Evangelios:
- Llamada de Juan el Bautista al cambio de vida en San Mateo
- Llamada de Juan el Bautista al cambio de vida en San Lucas
- Cristo comienza su predicación invitando al arrepentimiento en San Mateo
- Cristo comienza su predicación invitando al arrepentimiento en San Marcos
- La muerte puede llegar en cualquier momento
- Llamada de Juan el Bautista al cambio de vida en San Marcos
- No ha venido a llamar a los justos, sino a los pecadores a penitencia
- Contraste con los habitantes de Nínive, que hicieron penitencia ante la predicación de Jonás en San Mateo
- Contraste con los habitantes de Nínive, que hicieron penitencia ante la predicación de Jonás en San Lucas
- Necesidad de pasar por la puerta angosta
- Reproche a las ciudades donde realizó muchos milagros pero no hicieron penitencia en San Mateo
- Reproche a las ciudades donde realizó muchos milagros pero no hicieron penitencia en San Lucas