11En el principio existía el Verbo,
y el Verbo estaba junto a Dios,
y el Verbo era Dios.
2Él estaba en el principio junto a Dios.
3Todo se hizo por él,
y sin él no se hizo nada de cuanto ha sido hecho.
4En él estaba la vida,
y la vida era la luz de los hombres.
5Y la luz brilla en las tinieblas,
y las tinieblas no la recibieron.
6Hubo un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan.
7Éste vino como testigo,
para dar testimonio de la luz,
para que por él todos creyeran.
8No era él la luz,
sino el que debía dar testimonio de la luz.
9El Verbo era la luz verdadera,
que ilumina a todo hombre,
que viene a este mundo.
10En el mundo estaba,
y el mundo se hizo por él,
y el mundo no le conoció.
11Vino a los suyos,
y los suyos no le recibieron.
12Pero a cuantos le recibieron
les dio la potestad de ser hijos de Dios,
a los que creen en su nombre,
13que no han nacido de la sangre,
ni de la voluntad de la carne,
ni del querer del hombre,
sino de Dios.
14Y el Verbo se hizo carne,
y habitó entre nosotros,
y hemos visto su gloria,
gloria como de Unigénito del Padre,
lleno de gracia y de verdad.
15Juan da testimonio de él y clama:
«Éste era de quien yo dije:
“El que viene después de mí
ha sido antepuesto a mí,
porque existía antes que yo”».
16Pues de su plenitud
todos hemos recibido,
y gracia por gracia.
17Porque la Ley fue dada por Moisés;
la gracia y la verdad
vinieron por Jesucristo.
18A Dios nadie lo ha visto jamás;
el Unigénito, Dios,
el que está en el seno del Padre,
él mismo lo dio a conocer.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)