51Y llegaron a la orilla opuesta del mar, a la región de los gerasenos. 2Apenas salir de la barca, vino a su encuentro desde los sepulcros un hombre poseído por un espíritu impuro, 3que vivía en los sepulcros y nadie podía tenerlo sujeto ni siquiera con cadenas; 4porque había estado muchas veces atado con grilletes y cadenas, y había roto las cadenas y deshecho los grilletes, y nadie podía dominarlo. 5Y se pasaba las noches enteras y los días por los sepulcros y por los montes, gritando e hiriéndose con piedras. 6Al ver a Jesús desde lejos, corrió y se postró ante él; 7y, gritando con gran voz, dijo:
—¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? ¡Te conjuro por Dios que no me atormentes! 8—porque le decía: «¡Sal, espíritu impuro, de este hombre!»
9Y le preguntó:
—¿Cuál es tu nombre?
Le contestó:
—Mi nombre es Legión, porque somos muchos.
10Y le suplicaba con insistencia que no lo expulsara fuera de la región.
11Había por allí junto al monte una gran piara de cerdos paciendo. 12Y le suplicaron:
—Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos.
13Y se lo permitió. Salieron los espíritus impuros y entraron en los cerdos; y la piara, alrededor de dos mil, se lanzó corriendo por la pendiente hacia el mar, donde se iban ahogando. 14Los porqueros huyeron y lo contaron por la ciudad y por los campos. Y acudieron a ver qué había pasado. 15Llegaron junto a Jesús, y vieron al que había estado endemoniado —al que había tenido a «Legión»— sentado, vestido y en su sano juicio; y les entró miedo. 16Los que lo habían presenciado les explicaron lo que había sucedido con el que había estado poseído por el demonio y con los cerdos. 17Y comenzaron a rogarle que se alejase de su región. 18En cuanto él subió a la barca, el que había estado endemoniado le suplicaba quedarse con él; 19pero no lo admitió, sino que le dijo:
—Vete a tu casa con los tuyos y anúnciales las grandes cosas que el Señor ha hecho contigo, y cómo ha tenido misericordia de ti.
20Se fue y comenzó a proclamar en la Decápolis lo que Jesús había hecho con él. Y todos se admiraban.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)