Jesús lava los pies a sus discípulos según San Juan

Juan13 › 1 – 20

131La víspera de la fiesta de Pascua, como Jesús sabía que había llegado su hora de pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. 2Y mientras celebraban la cena, cuando el diablo ya había sugerido en el corazón de Judas, hijo de Simón Iscariote, que lo entregara, 3como Jesús sabía que todo lo había puesto el Padre en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, 4se levantó de la cena, se quitó el manto, tomó una toalla y se la puso a la cintura. 5Después echó agua en una jofaina, y empezó a lavarles los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había puesto a la cintura.

6Llegó a Simón Pedro y éste le dijo:

—Señor, ¿tú me vas a lavar a mí los pies?

7—Lo que yo hago no lo entiendes ahora —respondió Jesús—. Lo comprenderás después.

8Le dijo Pedro:

—No me lavarás los pies jamás.

—Si no te lavo, no tendrás parte conmigo —le respondió Jesús.

9Simón Pedro le replicó:

—Entonces, Señor, no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza.

10Jesús le dijo:

—El que se ha bañado no tiene necesidad de lavarse más que los pies, porque todo él está limpio. Y vosotros estáis limpios, aunque no todos 11—como sabía quién le iba a entregar, por eso dijo: «No todos estáis limpios».

12Después de lavarles los pies se puso el manto, se recostó a la mesa de nuevo y les dijo:

—¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? 13Vosotros me llamáis el Maestro y el Señor, y tenéis razón, porque lo soy. 14Pues si yo, que soy el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros. 15Os he dado ejemplo para que, como yo he hecho con vosotros, también lo hagáis vosotros. 16En verdad, en verdad os digo: no es el siervo más que su señor, ni el enviado más que quien le envió. 17Si comprendéis esto y lo hacéis, seréis bienaventurados. 18No lo digo por todos vosotros: yo sé a quiénes elegí; sino para que se cumpla la Escritura: El que come mi pan levantó contra mí su talón. 19Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que cuando ocurra creáis que yo soy. 20En verdad, en verdad os digo: quien recibe al que yo envíe, a mí me recibe; y quien a mí me recibe, recibe al que me ha enviado.

Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)

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