Revelación a Nicodemo según San Juan

Juan3 › 1 – 21

31Había entre los fariseos un hombre que se llamaba Nicodemo, judío influyente. 2Éste vino a él de noche y le dijo:

—Rabbí, sabemos que has venido de parte de Dios como Maestro, pues nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él.

3Contestó Jesús y le dijo:

—En verdad, en verdad te digo que si uno no nace de lo alto no puede ver el Reino de Dios.

4Nicodemo le respondió:

—¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Acaso puede entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?

5Jesús contestó:

—En verdad, en verdad te digo que si uno no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. 6Lo nacido de la carne, carne es; y lo nacido del Espíritu, espíritu es. 7No te sorprendas de que te haya dicho que debéis nacer de nuevo. 8El viento sopla donde quiere y oyes su voz pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu.

9Respondió Nicodemo y le dijo:

—¿Y eso cómo puede ser?

10Contestó Jesús:

—¿Tú eres maestro en Israel y lo ignoras? 11En verdad, en verdad te digo que hablamos de lo que sabemos, y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio. 12Si os he hablado de cosas terrenas y no creéis, ¿cómo ibais a creer si os hablara de cosas celestiales? 13Pues nadie ha subido al cielo, sino el que bajó del cielo, el Hijo del Hombre. 14Igual que Moisés levantó la serpiente en el desierto, así debe ser levantado el Hijo del Hombre, 15para que todo el que crea tenga vida eterna en él.

16Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. 17Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. 18El que cree en él no es juzgado; pero quien no cree ya está juzgado, porque no cree en el nombre del Hijo Unigénito de Dios. 19Éste es el juicio: que vino la luz al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. 20Pues todo el que obra mal odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no le acusen. 21Pero el que obra según la verdad viene a la luz, para que sus obras se pongan de manifiesto, porque han sido hechas según Dios.

Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)

Volver arriba