35Al día siguiente estaban allí de nuevo Juan y dos de sus discípulos 36y, fijándose en Jesús que pasaba, dijo:
—Éste es el Cordero de Dios.
37Los dos discípulos, al oírle hablar así, siguieron a Jesús. 38Se volvió Jesús y, viendo que le seguían, les preguntó:
—¿Qué buscáis?
Ellos le dijeron:
—Rabbí —que significa: «Maestro»—, ¿dónde vives?
39Les respondió:
—Venid y veréis.
Fueron y vieron dónde vivía, y se quedaron con él aquel día. Era más o menos la hora décima.
40Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. 41Encontró primero a su hermano Simón y le dijo:
—Hemos encontrado al Mesías —que significa: «Cristo».
42Y lo llevó a Jesús. Jesús le miró y le dijo:
—Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas —que significa: «Piedra».
43Al día siguiente determinó encaminarse hacia Galilea y encontró a Felipe. Y le dijo Jesús:
—Sígueme.
44Felipe era de Betsaida, la ciudad de Andrés y de Pedro. 45Felipe encontró a Natanael y le dijo:
—Hemos encontrado a aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los Profetas: Jesús de Nazaret, el hijo de José.
46Entonces le dijo Natanael:
—¿De Nazaret puede salir algo bueno?
—Ven y verás —le respondió Felipe.
47Vio Jesús a Natanael acercarse y dijo de él:
—Aquí tenéis a un verdadero israelita en quien no hay doblez.
48Le contestó Natanael:
—¿De qué me conoces?
Respondió Jesús y le dijo:
—Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.
49Respondió Natanael:
—Rabbí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
50Contestó Jesús:
—¿Porque te he dicho que te vi debajo de la higuera crees? Cosas mayores verás.
51Y añadió:
—En verdad, en verdad os digo que veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del Hombre.
Texto de EUNSA (Universidad de Navarra)